Tierra de salineros y pescadores, coto de caza de reyes en la Edad Media, frontera entre Castilla y Aragón, lugar de veraneo de la burguesía del siglo XIX y bañada por dos mares, por San Pedro del Pinatar han pasado, romanos, árabes, piratas, reyes, hombres de mar y personajes de la política y la burguesía mas influyente de la época.
En el siglo XVII, El Pinatar agrupaba a una pequeña población de labriegos, salineros, pescadores, arrieros y pastores y donde se erigió una pequeña ermita bajo la advocación de San Pedro Apóstol, dando origen al nombre del municipio y cuya ubicación se ha mantenido en el mismo lugar hasta la actualidad.
En 1836 se constituye en municipio independiente y es en este siglo XIX cuando se convierte en lugar de recreo de personalidades relevantes de la época como artistas, empresarios, médicos, militares o políticos como el Barón de Benifayó o Emilio Castelar, que tuvieron su residencia de veraneo en este lugar y configuraron las páginas de la historia de San Pedro del Pinatar.
Sus salinas también tienen una dilata historia, probablemente ya utilizadas por los romanos, fueron propiedad de la Corona desde 1266, cuando Alfonso X El Sabio retiene para la Corona de Castilla todas las salinas del Reino de Murcia, incluidas las del Pinatar. Así permanecerán hasta el siglo XIX, cuando desaparece el monopolio de la sal y se ponen a la venta, siendo adquiridas por Don Manuel García Coterillo en 1880. Desde 1920 es la empresa Salinera Española quien extrae sal de esta compleja red de estanques.
El escudo heráldico de San Pedro del Pinatar se encuentra dividido en dos partes, apreciándose en una de ellas un pino, símbolo representativo de lo que caracterizó al municipio antiguamente; y en la otra está dibujada una torre, cuya historia se detalla a continuación:
En 1592 el Concejo Murciano decide levantar una torre defensiva en la orilla interior de Punta de Algas, cuyos planos se encuentran en el archivo municipal de Lorca. Dicha torre, de casi 12 metros de altura, y muy similar a la que subsiste en la Torre de la Horadada, empezó a construirse en febrero de 1602 y su edificación concluyó dos años después.
La finalidad por la que se construyó fue el facilitar la vigilancia en la costa, pudiendo ser avisada la población de la presencia de barcos piratas turcos y argelinos en las proximidades. Estos, en numerosas incursiones, saquearon innumerables casas y establecimientos a lo largo de toda la comarca marmenorense.