En este rincón del Mar Menor, la cocina es variada y sabrosa. El plato más conocido es el caldero, arroz cocinado en un recipiente de hierro fundido, según la tradición de los hombres del mar. Y los salazones, delicias del mar trabajadas por el hombre desde hace milenios.

En San Pedro del Pinatar se unen tierra y mar en una gastronomía de inmejorables productos, propios de su huerta y de sus dos mares, el Mar Menor y el Mar Mayor: atún de ijada, mojama, huevas, dorada, mújol, pardete, galupe, langostinos del Mar Menor, zarangollo, perdices de lechuga, habas tiernas, morcilla, morcón y longaniza seca entre otros. Y para endulzar el paladar, melón, higos, pastel de Cierva, una ración de tocino de cielo y cordiales.

Caldero

Eran los pescadores quienes preparaban este plato en sus barcos utilizando los pescados más frescos que capturaban durante sus travesías. Esta tradición marítima ha perdurado a lo largo de los años y el caldero se ha convertido en un plato emblemático de la Región de Murcia.

El perfume lo pone el azafrán, la intensidad, la ñora, el sabor, el pescado fresco y la excelencia, el buen hacer de las manos que elaboran este tradicional plato marinero.

En San Pedro del Pinatar encontramos diferentes formas de presentar el caldero en los restaurantes. Unos lo hacen con mújol, gallina, gallineta o dorada, otros sacan el pescado en una fuente aparte, otros solo degustan el intenso sabor del arroz, otros prefieren servirlo completo en distintos pasos como parte de un ritual… Lo que todos tienen en común es que el resultado es espectacular.

Embutidos

Una mención aparte merecen los embutidos típicos de la zona: morcillas de arroz o cebolla, sobrasada, morcón, butifarra negra, blanco en ristra, manteca colorá o longaniza seca siguen presentes en los comercios locales como representantes de la herencia gastronómica huertana.

Repostería

Y para acabar con un buen sabor de boca destacamos la repostería, que endulza el paladar según la estación del año: mantecados, cordiales, pasteles de cabello de ángel, tortas escaldás o rollos de pascua en invierno, huesos de santo, torrijas y monas en otoño, “paparajotes” en primavera o dulces frutas en verano.

Y como seña de identidad de la comarca, destacamos el Pastel de Cierva , mezcla de dulce y salado, los tradicionales “felipes” o la tortada de merengue, las tortas de “recao”, los rollos “dormios” o los cuernos de merengue.

En las pastelerías de la zona podrás encontrar un surtido de dulces tradicionales o más actuales. Y si eres más de salado también tenemos opciones para proponerte: pastel de carne, empanadillas, pastel de hojaldre de pollo, crespillos, croisants…